jueves, 5 de febrero de 2015

"En mi cerebro, están mis hijos".




Leyendo cosas diversas, de repente aparece algo que no entiendo; entonces, me voy a averiguar de qué se trata, y me entusiasmo porque así he llegado a maravillarme con cosas que ni imaginaba!

Estaba leyendo sobre trasplante de órganos y el problema del rechazo, cuando de repente apareció una palabra desconocida: microquimerismo…¡Oh, vaya! ¿De qué se trata esto? ¡Sorpresaaaaa!

Yo creía que todas mis células tienen mi ADN y me distinguen de cualquier otro individuo, pero luego caí en la cuenta de que  tengo 50 billones de células –como leí por ahí- divididas en varios grupos diferentes según de qué órgano, como el tejido conectivo, el muscular, el nervioso y el epitelial.

Bueno, pero además, cargamos con nada menos que un par de kilos de bacterias amigas, que son indispensables para nuestro equilibrio; ellas se aprovechan de nosotros, y nosotros nos aprovechamos de ellas. ¡Increíble!

Y ahí es cuando me bajaron muchas dudas!  Porque…¿cómo nuestro sistema inmune sabe si son bacterias amigas o enemigas? Tenemos más de 100 billones de bacterias! Es decir, el doble del número de nuestras células! Esto es insólito! Y ya en esta parte de la reflexión…volví a aquella palabra: microquimerismo

¿Y qué es esto?

En Medicina se usa el término “quimera” cuando una persona tiene poblaciones celulares que vienen de otro individuo, como lo que sucede con los trasplantes, pero el microquimerismo, como la palabra lo indica, quiere  decir que el nivel de células que vienen de otro individuo es bajo, como por ejemplo en la transfusión sanguínea, o en la lactancia materna.


Es decir, estamos hablando de que no todas nuestras células tienen el mismo ADN.



En los humanos, existe el microquimerismo fetomaternal, en el que células del feto pasan a través de la placenta y se instalan en la madre, y se multiplican durante  décadas. No está claro si hay consecuencias potenciales, aunque se cree que esas células fetales pueden desencadenar una enfermedad autoinmune y por eso muchas enfermedades autoinmunes son más prevalentes en mujeres de mediana edad.

Otra teoría dice que estas células fetales, actuando como células madre, ayudan en la reparación de tejido enfermo o lesionado, como se ha visto en el corazón, en que migran y reparan tejido dañado, pero no se descarta que en realidad no tengan efectos en la salud materna.

Enfermedades autoinmunes como la esclerodermia y el lupus eritematoso sistémico, son consecuencia del microquimerismo fetomaternal, y también en el estroma del cáncer de mama se encuentran frecuentemente células inmunes fetales.

En la tiroiditis del período post parto se ha encontrado ADN masculino, y también en la tiroiditis de Hashimoto.

Se sospecha que estas células se activan posiblemente por un factor ambiental, y ahí se desencadena una cascada de eventos , incluyendo la secreción de citoquinas, proteínas que regulan la función de las células, y regulan el mecanismo de la inflamación. Hay citoquinas pro-inflamatorias y anti-inflamatorias, y controlan muchos procesos biológicos, pudiendo llegar a consecuencias indeseables de la respuesta inmune como fibrosis, angio-génesis (formación de vasos sanguíneos nuevos a partir de vasos pre existentes) e inmunosupresión en el cáncer.

Y además, la madre almacena en el cerebro células de sus hijos procedentes de la gestación.

Fuentes: wikipedia
               google
                 Sochire.cl

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